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sábado, septiembre 21, 2019

¡QUÉ MAMÁ NO HA HECHO ESTO!

Mi pequeño bebé, mi corazón, me gusta atenderte y estar ahí para ti cada vez que dices enérgicamente ma... má.
Me encanta verte disfrutar tus alimentos que con mucho amor te prepara mamita.
Nuestros momentos del día.

jueves, septiembre 12, 2019

UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR

La cargué cuando se había lastimado. La cargué cuando estaba emocionada. La cargué cuando estaba cansada. La cargué cuando aún era demasiado pequeña para ver lo que yo podía ver.

Y de pronto un día la bajé y ya no la volví a cargar.

Un día, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mí.

Un día la bajé y ya no la volví a cargar.

Un día, sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor.

Un día la bajé y ya no la volví a cargar.

Un día sin darme cuenta, ella ya podía ver lo que yo podía ver. Ella podía ver por encima de la gente. Ella podía ver sin mi ayuda.

Un día la bajé y ya no la volví a cargar.

El día que la bajé, yo no sabía que sería el último. Había sido una rutina que hicimos miles de veces. Y lo cierto es que ella aún me necesita para guiarla a través de la vida. Ella aún necesita descansar su cabeza en mi hombro. Ella aún me busca cuando se lastima. Ella aún me llama cuando está asustada.

Pero ya nunca se quedará dormida con sus pequeñas piernitas colgando de mí. Ya nunca necesitará mi ayuda para ver por encima de la gente. Ya nunca será pequeña para caber entre mis brazos. Ya nunca levantará sus brazos para que yo la cargue.

UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR.

Autor: Candice Curry

domingo, febrero 25, 2018

DIA 56: ¿LOS HIJOS SE PORTAN PEOR CON LA MAMA?

¿Será cierto que niños y niñas se portan peor con la mamá que con nadie más?

Si tienes la sensación de que tu hijo se comporta peor cuando estás cerca, analizaremos si realmente es así.
Una madre expresaba: Siempre que llego y le pregunto a la señora que me ayuda cómo se han portado mis hijos la respuesta es “¡¡de Maravillas!!” ¿Cómo? ¿Estamos hablando de los mismos niños con los que lucho todas las noches para que coman bien, que me cuestionan todo, que no quieren bañarse o cepillarse los dientes o despertarse o ponerse la ropa?

Otra madre opinó: ¿Por qué será que cuando pasamos tiempo con ellos se portan peor? ¿No se supone que soy su mamá y que no hay nadie más en el mundo que se preocupe más por ellos que yo? ¿me pasa solo a mí?

No es de extrañar que, en la guardería, en la escuela o en casa de personas extrañas tus niños se comporten de manera muy diferente a como lo hacen en casa y, sobre todo, contigo.

En un marco de posibilidades abiertas, se cree que el niño asume que la madre es ese lugar seguro en el mundo donde se siente tranquilo y a salvo, por ende, cree que puede hacer lo que sea porque siempre todo estará bien para él. El vínculo de confianza que se crea entre la madre y el hijo es tan estrecho que, genera en él ese clima necesario en el cual se siente tan cómodo que hasta la cuestión de límites le resulta inaceptable, cree inconscientemente, que no interesa cuan mal se comporte, pues su madre estará allí eternamente y siempre sentirá por él, el mismo amor.

Los pequeños enseñan en casa ese verdadero yo que guardan mientras están fuera. Cuando están lejos de casa, es probable que en otros ambientes extraños y otros contextos no se sientan lo completamente cómodos como quisieran.

Muchas mamás piensan que sus hijos se portan peor con ellas porque pasan más tiempo con ellos en comparación con el padre; otras piensan que es porque son más consentidoras.

Aunque pudiera parecer así, lo cierto es que, hasta la fecha, no existe un estudio serio y contundente que pueda confirmar este hecho.

La verdad sea dicha, todos sabemos que los pequeños cambian su comportamiento dependiendo de a quién se dirijan o con quién estén. 

Ahora bien, si es papá, mamá o los abuelos con el que se porta peor el niño, solo los que están a cargo de su crianza lo saben.


Las pautas de la rutina diaria te serán útiles

Los niños asumen que su madre es quien cumple con la función de cubrir sus necesidades tanto las alimenticias, las de cuidado, como las emocionales. Acuden cuando las llaman, los protegen, los aman. Cuando todo esto no sucede como ellos lo requieren, es cuando comienzan los problemas.
Entonces, aquí debemos proponernos trabajar con las emociones. Esto significa que es una tarea que debe hacerse desde que son muy pequeños. Existen unas rutinas que se pueden hacer en casa, con el fin de enseñarles una estructura de cómo manejarse cuando están en casa. Se trata de que puedan comprender lo que la madre espera de ellos en diferentes circunstancias a lo largo del día. El propósito es que los pequeños aprendan a conseguir esa tranquilidad que tanto necesitan.

Una lección práctica para ti

Otro punto muy importante, hablando de rutina, es que a ti también te servirá para acompañarte en este proceso. De esta manera tú también tendrás la oportunidad de organizar mejor el día a día y regular así esa ansiedad y ese estrés que te genera los inconvenientes con el niño. Una actividad importante en materia de organización tanto para ti como para el pequeño consiste en ir avisándole el horario en que termina la hora del juego, avisarle que debe lavarse las manos para comer unos 10 minutos antes y que debe dejar lo que está haciendo para cumplir con la regla. Este tipo de reglas también te serán prácticas como apoyo no solo a ti, sino para la organización de todos los que viven en la casa.

Es bueno poder superar esta etapa que te genera cierta incertidumbre y alguna sensación de descontrol, pues aprenderán juntos a vivir cada momento y a disfrutar mejor la vida en familia. Mantener la armonía en el hogar es una de las tareas más difíciles para los padres, es un desafío diario, pero es reconfortante lograrla para aprender a crecer juntos construyendo un hogar feliz.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Tus hijos con quién se comportan peor?

Fuente: padresehijos.com

jueves, noviembre 13, 2014

12 MANERAS DE SER LA MADRE MAS MALA DEL MUNDO


Por: Megan Wallgren

Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el estacionamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido.

La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es acceder a todos los pedidos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá “buena onda”? No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.

Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo:

1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable

¿Sinceramente habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Sé una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja.

2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días

Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo ameriten. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia.

3. Hazles pagar por sus propias cosas

. Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto.

4. No les facilites la vida

Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso.

5. Hazlos hacer cosas difíciles

. No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de auto-confianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos.

6. Dales un reloj y un despertador

A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo.

7. No te preocupes por comprarles el último modelo

Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el celular más caro y más nuevo estando al pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad.

8. Déjalos saborear las pérdidas

Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti.

9. Toma control de la tecnología que usan

. Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen videojuegosque no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Sé una influencia positiva en sus compañeros.

10. Enséñales a que se disculpen

Si tu hija hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullyingbajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad.

11. Cuida sus modales

Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: "Se atrapan más moscas con miel que con vinagre."

12. Hazlos que trabajen — de forma gratuita

Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos.

Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.

Artículo traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del original en inglés "12 ways to be the meanest mom in the world" de la autora Megan Wallgren

Hacer clic en este enlace para ver el vídeo en un artículo similar que ya habíamos publicado hace algún tiempo, en el Día de la Madre del año 2009: http://psicologosperu.blogspot.com/2009/05/la-mama-mas-mala-del-mundo.html