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sábado, enero 05, 2019

YO SOY EL ADULTO

Yo soy el adulto.
Yo pongo los límites, pero no por capricho. Ser caprichoso no es de adultos. Yo pongo los límites por salud, por seguridad y por respeto, a ti, a mí, y a los que nos rodean.

Yo soy el adulto.
Yo respeto tus límites, los que te incumben a ti y a tu cuerpo. Excepto en situaciones de emergencia, de seguridad o de salud, tu cuerpo es tuyo y nadie tiene derecho a exigirte nada. Respeto tus límites para que puedas aprender a respetar los límites de los demás.

Yo soy el adulto. 
Yo soy quien te cuida y el responsable de tu bienestar. También soy el responsable de mi propio bienestar. Haré todo lo posible por cubrir tus necesidades sin descuidar por completo las mías. Me esforzaré en buscar el equilibrio entre ellas. Descubriré qué cosas necesito para recargar mi energía y buscaré la manera de incluirlas en mi día a día.

Yo soy el adulto. 
Yo controlo mis emociones y aprendo a expresarlas sin hacerte daño. Si me desbordo, me alejo, respiro, me enfrío, y vuelvo cuando haya recuperado el control. Controlo mis emociones para que puedas aprender a controlar las tuyas.

Yo soy el adulto.
Yo no pego, ni grito, ni amenazo, ni insulto. Especialmente no lo hago a alguien que me quiere, que me necesita y que se mira en mí para saber lo que significa ser adulto. Yo arreglo mis conflictos hablando, o poniendo distancia, o pidiendo ayuda, para que tú puedas aprender a hacer lo mismo con los tuyos.

Yo soy el adulto. 
Yo me disculpo cuando hago algo que no es propio del adulto que soy. Rectifico, pido perdón, e intento reparar el daño que haya podido hacer. Verme pedir perdón de corazón cuando hago algo mal, te ayudará a entender que no hay nada vergonzoso en reconocer un error, que todos nos equivocamos y que la disculpa es el primer paso para ser mejor persona y más adulto.

Yo soy el adulto.
Yo tengo paciencia cuando tienes problemas respetando mis límites, o los de tus amigos; cuando pierdes el control de tus emociones, cuando gritas, o pegas, o empujas. Te hago saber que no está bien, y hago lo necesario para ayudarte, pero lo hago sin herirte, sin humillarte, sin castigarte, desde el amor, desde la comprensión, desde el entendimiento de que estás aprendiendo.

Que tú aún eres un niño y que el adulto soy yo.

Autor: Rosa Fuentes.

Me han enviado este texto y dice tantas verdades que sólo pensé en compartirlo contigo. Que grande es el esfuerzo que nos requiere ser el adulto y lo desprotegidos que quedan nuestros niños cuando abandonamos este rol tomando actitudes infantiles, trabajemos cada día para recordar que somos los adultos que nuestros niños necesitan y sobre todo somos los adultos que de niños nosotros mismos necesitamos. 

sábado, octubre 04, 2014

11 FORMAS DE DISCIPLINAR A LOS HIJOS

¿Cómo premiar o castigar a mis hijos?
Enfocarse más en los refuerzos positivos, es decir preferir reforzar las conductas adecuadas que deseamos lograr antes que castigar por las conductas inadecuadas
Dar la oportunidad de corregir y resarcir lo hecho y de mejorar.
Ponernos en el lugar de los hijos, cómo nos gustaría que nos hubieran tratado cuando de niños hacíamos algo equivocado, e incluso ¿cómo nos gustaría que en el presente, como adultos, se nos tratara cuando hacemos algo indebido?
Por ejemplo, ¿acaso nos gustaría que nuestro jefe nos jalara las orejas, nos gritara o nos pegara cada vez que nuestro trabajo no le satisface? ¿A nuestros empleados o colegas, cuando hacen algo erróneo, les gritaríamos y pegaríamos?
Ir entrenando a los hijos para que sepan cómo manejarse emocionalmente estables y saludables cuando sean adultos.
Se empieza por los padres, quienes son el ejemplo y modelo a seguir.
Primero les corresponde a los padres entrenarse en manejo de frustraciones, cólera, tristezas, miedos, estrés, etc. para que nuestros hijos tengan ideas de cómo lograrlo.
Muchos padres esperan que los hijos realicen mejoras que a los propios padres se les dificulta lograr
La mejora empieza por uno mismo, como el cerebro adulto, maduro, civilizado, sereno y con mayor experiencia de vida, en comparación con el cerebro de los niños que recién se está formando, realizando nuevas conexiones neuronales y que muchas veces les cuesta aprender por ellos mismos.
Los padres son la guía: Poner límites con amor y no con cólera.
Si se les dificulta lograr todo ello por ustedes mismos, siempre pueden asistir a asesoría psicológica para padres, con el fin de recibir información importante que quizás nuestros padres nunca nos dijeron, no hemos visto en nuestra familia y, por tanto, no tenemos el ejemplo.
Nadie nace sabiendo cómo ser padre y/o madre.
Cuanto más informados estemos, mejor será para todos los integrantes de la familia nuclear, primaria, básica, esencial, fundamental.