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jueves, diciembre 20, 2018

DÍA 354: CÓMO LIDIAR CON EL ESTRÉS DE LA TEMPORADA NAVIDEÑA

Cada persona tiene su visión de cómo deberían ser las vacaciones perfectas, pero cuando la realidad no satisface las expectativas, puede traer como consecuencia el estrés. 

He aquí algunos consejos para ayudarle a lidiar con sus expectativas en esta temporada navideña:

1° Establezca expectativas realistas. Ninguna Navidad, Hanukkah, Kwanzaa u otra celebración navideña es perfecta. Considere cualquier error como una oportunidad para poner en práctica su flexibilidad, adaptación y resiliencia. Un árbol torcido o una comida que no salió bien no arruinará su feriado, sino más bien generará un recuerdo familiar. Si la lista de deseos de sus hijos está fuera de su presupuesto, hable con ellos sobre expectativas realistas y recuérdeles que la intención de estas festividades no consiste en dar regalos costosos.

2° Sea proactivo. Si le preocupan las posibles conversaciones difíciles que puedan surgir en las reuniones familiares, como suele sucede durante las festividades, recuerde que estos eventos tienen que ver con reunir a las personas, no separarlas. Concéntrese en los buenos recuerdos y en lo que usted y su familia tienen en común. Planee actividades que fomenten la diversión y la risa, como jugar un juego familiar o ver álbumes de fotos antiguas.

3° Mantenga las cosas en perspectiva. En general, la temporada navideña es breve. Esto ayuda a mantener un contexto más amplio y una perspectiva a más largo plazo. Si algo sale mal, tenga en cuenta que no es el fin del mundo. Recuerde las cosas buenas que tiene en su vida y sea consciente de que esta situación pasará. Habrá tiempo, pasadas las festividades, para retornar a la rutina usual o para hacer las otras cosas que dejamos de lado o que no tuvimos tiempo de hacer durante dichas festividades.

4° Recuerde lo que realmente importa. El comercialismo puede eclipsar el verdadero sentimiento de la Navidad. Si su lista de gastos en regalos sobrepase su presupuesto mensual, deténgase y reformúlela. Recuerde que la familia, los amigos y los vínculos son lo que más importa.

5° Dedique un tiempo para sí mismo. Puede sentirse la presión de querer ser todo para todos. Recuerde que usted es una persona individual y solamente puede hacerse cargo de determinadas cosas. A veces, dedicarse a su cuidado personal es lo mejor que puede hacer; los demás se beneficiarán si usted está menos estresado. Reflexione sobre los aspectos de su vida que le proporcionan alegría, dar un largo paseo, recibir un masaje, escuchar su música favorita o leer un nuevo libro. Todos necesitamos tiempo para recargar nuestras baterías. Sea consciente y concéntrese en el presente en lugar de quedarse estancado en el pasado o preocuparse por las cosas futuras.

Traducido del artículo original en: American Psychological Association - Help Center

viernes, mayo 22, 2009

COMO MANEJAR LAS FRUSTRACIONES

¿Qué es la frustración?

Es el estado de estar sometido a una situación sin solución aparente; es un sentimiento de impotencia ante una situación no deseada o una expectativa no cumplida. Los malos manejos de la frustración no sólo se experimentan en la infancia sino en todas las etapas de la vida.

¿Cuál es el origen de un mal manejo de la frustración?

En base a mi experiencia terapéutica, se origina en la infancia con padres sobre-protectores y todo lo que esto trae como consecuencia. También se puede dar en casos donde la situación contraria llega a presentarse. Entonces el punto nodal es la atención: la atención excesiva o la falta de atención dan como resultado una persona emocionalmente inmadura y con baja tolerancia a la frustración.

Hay dos maneras con las cuales una persona se vuelve poco tolerante a la frustración:
1. La primera es que los padres le presentaron muy frecuentemente situaciones frustrantes. O sea que el padre que tiene la tarea de ser el contenedor de la frustración, en realidad es la fuente de la frustración.
2. La segunda es cuando los padres dan siempre tantas caricias incondicionales y evitan toda experiencia de insatisfacción, de manera que el niño nunca puede experimentar la frustración.

Ejemplos del mal manejo de la frustración

Un ejemplo del mal manejo de la frustración en edad temprana es el típico «berrinche» de los niños. Cuando se les quita el juguete que tenían o no se les compra lo que piden, experimentan una gran frustración al sentirse impotentes de obtener lo que desean y lo expresan reclamando, gritando y pataleando.
En la adolescencia, al experimentar el noviazgo, cuando una de las partes termina la relación, la persona con baja tolerancia a la frustración no acepta de manera madura la terminación de la relación, y en lugar de quedar en términos amigables habla mal del novio (o novia), tratando a toda costa de hacerlo quedar mal.
Otro ejemplo clásico en la edad adulta es el despido «injustificado» del trabajo. En tal caso, la persona atenta contra el nombre de sus jefes o peor aún, contra su propia autoestima con sentimientos de inferioridad, ya que le parece que fue injusto el despido y no ve con claridad los fallos personales y las vías resolutivas.
En cualquier caso, puede o no ser un motivo válido por el cual se experimenta frustración; sin embargo, es vital saber manejar nuestra reacción para mantener una relación sana con los demás.

El aprendizaje de manejar las experiencias de frustración no se hace en un instante. Para ese aprendizaje se necesita a alguien que esté contigo el tiempo suficiente para aprender y que te diga “Eso no es posible, o no está en tu mano hacerlo, lamentablemente, pero es así. Y no hay nada que te permita hacerlo, porque tienes límites o por que los otros tienen límites o por que la vida tiene límites”. Esto va a ayudar a manejar la frustración de la omnipotencia que se vivencia como impotencia.

Entender que cada vez que uno se frustra puede descubrir nuevas formas de enfrentar un problema y más posibilidades de resolverlo.

Una pequeña dosis de frustración diaria es la píldora de la madurez.

http://www.psicologosperu.com