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domingo, enero 29, 2017

NIÑOS MIMADOS, ADULTOS DÉBILES: LA GENERACION BLANDITA

Niños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita'

¿Mimamos demasiado a los pequeños?
Una nueva ola de expertos aboga por endurecer su carácter

Berta G. De Vega

Suma escolar
Padres que llevan la mochila al niño hasta la puerta del colegio + padres que piden que no se premie a los mejores de la clase porque los demás pueden traumatizarse + padres que le hacen los deberes a los niños que previamente han consultado en los grupos de WhatsApp = niños blanditos, hiperprotegidos y poco resolutivos.

Cuenta Eva Millet, la autora de Hiperpaternidad (Ed. Plataforma), que ya hay niños que, al caerse, no se levantan: esperan esa mano siempre atenta que tirará de ellos. En ciertos colegios han empezado a tomar nota. Y, en algunos países, el carácter ya forma parte del debate sobre la Educación.

Esto no es la nueva pedagogía. Gregorio Luri, filósofo y autor del libro Mejor Educados (Ed. Ariel), suele recordar que la educación del carácter es tan tradicional en ciertos colegios británicos como para que haya llegado a nuestros días una frase atribuida al Duque de Welington: «La batalla de Waterloo se empezó a ganar en los campos de deporte de Eton». En los campos de Waterloo o en las canchas del mítico colegio inglés, cuna del establishment, ningún niño esperaba que le levantaran si podía solo.

En España, se habla de «educación en valores», pero puede que no sea lo mismo. El carácter se entiende como echarle valor, coraje, actuar en consecuencia cuando se sabe lo que está bien o está mal, no limitarse a indignarse. Como dice Luri, «ahora mismo en España les fomentamos la náusea en lugar del apetito». En su opinión, los niños de ahora saben cuándo se tienen que sentir mal ante determinadas conductas, pero educar el carácter es animarles a dar un paso, a ser ejemplo, a que sus valores pasen a la acción. Si están acosando a un niño, no callarse y protegerle. Decir no a la presión del grupo.

El carácter ha vuelto cuando se ha sido consciente de que podríamos estar criando a una oleada de niños demasiado blanditos. Con padres que se presentan a las revisiones de exámenes de sus hijos, que abuchean a los árbitros en los partidos y que han hecho "la ley del hielo" a niños que no invitaban a sus retoños a los cumpleaños. «Yo he tenido a un chico de 19 años que se me ha echado a llorar porque le suspendí un examen», cuenta Elvira Roca, profesora de instituto. «Le dije que no me diera el espectáculo. Vino su madre a verme y me dijo que había humillado a su hijo. Le tuve que decir que estaba siendo ella quien le humillaba a él».

COMO EN EL RUGBY

Nicky Morgan era ministra británica de Educación con David Cameron e hizo bandera de la educación del carácter. «Para mí, los rasgos del carácter son esas cualidades que nos engrandecen como personas: la resistencia, la habilidad para trabajar con otros, enseñar humildad mientras se disfruta del éxito y capacidad de recuperación en el fracaso», decía en su cruzada por extender ese tipo de educación, muy vinculada al rugby. Suena familiar. Suena a "Si", el poema de Rudyard Kipling y su verso sobre la victoria y el fracaso, esos dos impostores a los que hay que tratar de igual forma, que figura en la entrada de la cancha principal de Wimbledon.

"Cuando una familia quiere que sus hijos no pasen las dificultades que pasaron ellos, la sociedad se vuelve más cómoda"

Alfonso Aguiló escribió Educar el carácter (Ed. Palabra) hace 25 años. No ha parado de reeditarse y traducirse desde entonces: «Tener buen carácter no significa estar todos cortados por el mismo patrón. Pero estoy seguro que casi todos nos pondríamos de acuerdo en que ser honrado, trabajador, generoso, justo, leal, empático, valiente, austero, recio y organizado son buenas cualidades». ¿Cómo se educa el carácter? No desde la teoría, desde luego. «La educación en valores es algo abstracto. Las virtudes son los valores integrados en la persona», explica.

Este veterano profesor confirma que tenemos ahora a generaciones de niños blanditos y no se escandaliza: «Son ciclos normales del desarrollo de una sociedad. Cuando una familia quiere que sus hijos no pasen las dificultades por las que sí pasaron ellos la sociedad se vuelve más cómoda, blanda, menos esforzada. Pasa también con los países». Según Aguiló, la educación del carácter no tiene que ver con el dinero y sí con el capital cultural de las familias, con el modo de transmitir cómo afrontar la vida: «He conocido a madres que limpiaban escaleras para que sus hijos llevaran unas zapatillas de marca y a gente de dinero que también los mimaba mucho».

En EEUU, la cadena de colegios KIPP, con tasas de éxito académico inéditas en las zonas donde se instalan, insisten en la educación del carácter como indispensable: «Trabaja duro. Sé amable», han resumido en los carteles enormes que decoran sus centros. En ese país, Angela Duckworth se ha convertido en la gurú del estudio de la personalidad. Tiene un laboratorio donde analiza qué rasgos hacen que los niños tengan éxito de mayores. Está tan ocupada que no da entrevistas, dice su equipo. Siempre cuenta que, pese a las buenas notas, su padre le decía que no se creyera especial. «La tendencia a mantener el interés y el esfuerzo para conseguir metas a largo plazo», la fuerza de voluntad, es el rasgo que, según Grit, su reciente best seller sobre el poder de la perseverancia, define a las personas con éxito. Ha trabajado en barrios marginales y ha estado en West Point, la academia militar de EEUU, analizando cómo eran los 1.200 cadetes que pasaban las durísimas pruebas iniciales. Niños a los que no levantaron del suelo cuando podían ellos solos.

Fuente: elmundo.es
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Por: melodijolola
Si hay algo difícil de soportar son los berrinches en los niños; puede provocar hasta dolor de cabeza. El problema no es ese, sino que me he dado cuenta que cada vez es más común ver berrinches de los niños en todos lados y los papás en vez de hacer una llamada de atención fuerte, se la pasan literal tratando de negociar con los pequeños para que paren.
Y no es que esté mal negociar con los pequeños sino, que cada vez estamos siendo más y más permisivos, lo que provoca que estemos educando a hijos blandos.
¿A qué me refiero con esto?
Sencillo, estamos educando niños con poca tolerancia a la frustración, si, esos niños que al primer llanto obtienen lo que quieren o no soportan la idea de que les llamen la atención en la escuela porque “lastiman su autoestima” y que los padres buscan resolverles todo al punto de que los niños no sufran.
Una de las razones por las que sucede esto, según el veterano profesor y escritor Alfonso Aguiló, es porque cuando una familia no quiere que sus hijos pasen por las dificultades que ellos pasaron, provocan que la sociedad se vuelva más cómoda y blanda.
Por otro lado, puede ser también que ante esta era en que ambos padres trabajamos, nos gane culpa de no estar demasiado tiempo con ellos, evitamos “arruinar” el poco tiempo que tenemos con regaños o llamadas de atención claras.
Y por último, sucede que con la nueva ola de consumismo fortalecida con lo anterior, cedemos a la presión de darles todo y no les enseñamos que se debe conseguir con esfuerzo, haciéndoles pensar que todo se lo merecen al chasquido de dedos.
Al ser permisivos no ayudamos a fortalecer su carácter y eso a la larga se verá reflejado en futuros adultos que teman a la toma de decisiones o no sepan tolerar un rechazo.
Fuente: melodijolola.com

domingo, enero 25, 2015

8 VERDADES SOBRE LA SOBREPROTECCION

¿Qué pierdes con la sobreprotección?
1) Como su nombre lo indica, se trata de una protección en demasía, excesiva, exagerada. Y, como bien sabemos, todo exceso es dañino.
2) Con la sobreprotección se pierde la autonomía, es decir la capacidad de toda persona de poder hacer las cosas por su propia cuenta, acorde con su edad, para poder subsistir.
3) Asimismo se pierde la capacidad de poder tomar decisiones acertadas a nombre propio ya que otros suelen ser los que deciden por el hijo y/o la hija.
4) Igualmente se pierde la tolerancia a las frustraciones cuando algo no resulta como uno lo espera, ya que la persona se acostumbra a que le complazcan sus caprichos cuanto antes.
5) Al sobreproteger a una persona se le está anulando, invalidando e imposibilitando su crecimiento y desarrollo.
6) Los resultados pueden ser adultos con conductas de engreimiento, timidez, retraimiento, inseguridades, ansiedad, temores, etc.

Recuerden:
7) Amar saludablemente a los hijos no significa que les está permitido hacer todo lo que quieran. Es conveniente establecer límites con AMOR.
8) La mejor disciplina es el EJEMPLO.

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Publicado por Luis Venegas Chalen
Psicólogo - Psicoterapeuta
Especialista en Terapia de Pareja, de Familia y Terapia Individual

PSICOLOGIA.com.pe

jueves, noviembre 13, 2014

12 MANERAS DE SER LA MADRE MAS MALA DEL MUNDO


Por: Megan Wallgren

Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el estacionamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido.

La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es acceder a todos los pedidos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá “buena onda”? No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.

Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo:

1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable

¿Sinceramente habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Sé una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja.

2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días

Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo ameriten. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia.

3. Hazles pagar por sus propias cosas

. Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto.

4. No les facilites la vida

Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso.

5. Hazlos hacer cosas difíciles

. No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de auto-confianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos.

6. Dales un reloj y un despertador

A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo.

7. No te preocupes por comprarles el último modelo

Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el celular más caro y más nuevo estando al pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad.

8. Déjalos saborear las pérdidas

Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti.

9. Toma control de la tecnología que usan

. Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen videojuegosque no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Sé una influencia positiva en sus compañeros.

10. Enséñales a que se disculpen

Si tu hija hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullyingbajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad.

11. Cuida sus modales

Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: "Se atrapan más moscas con miel que con vinagre."

12. Hazlos que trabajen — de forma gratuita

Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos.

Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.

Artículo traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del original en inglés "12 ways to be the meanest mom in the world" de la autora Megan Wallgren

Hacer clic en este enlace para ver el vídeo en un artículo similar que ya habíamos publicado hace algún tiempo, en el Día de la Madre del año 2009: http://psicologosperu.blogspot.com/2009/05/la-mama-mas-mala-del-mundo.html